Hoppiness beer bar , Barcelona 2017
Hoppiness beer Bar Fotos Marcela Grassi Texto: Albert Serra
En el corazón de Poblenou, popular barrio barcelonés, Hoppiness abre sus puertas. Esta cervecería artesanal, se ubica en el antaño conocido como Manchester catalán, motor industrial de la Barcelona del siglo XIX, que asoma al nuevo milenio convertido en el 22@, flamante distrito tecnológico de la ciudad condal. Antiguo barrio humilde y trabajador, se ha convertido en codiciada pieza de la modernidad, y los antiguos talleres y pequeñas industrias han cedido el paso a estudios de arquitectura y escuelas de diseño.
El proyecto de Jordi Ginabreda bebe del rico contexto y pretende ser un crisol donde confluyan estos referentes. El interior se despojó de todos los elementos superfluos para mostrar sus paredes desnudas, libres de cualquier artificio. Así, el ladrillo visto, o los restos de antiguos enlucidos, se convierten en el telón de fondo perfecto para conseguir un aspecto auténtico y genuino. También el techo muestra su acabado constructivo, la bovedilla catalana, y por él discurren sin pudor las bandejas portacables y el resto de instalaciones. La biga de madera añeja y el pilar de hierro fundido sobre el que descansa fueron una grata sorpresa que la reforma puso al descubierto, y ponen la guinda al proceso de recuperación de elementos originales.
A partir de aquí, todo es nuevo. Desde la tarima de madera de pino que cubre los suelos hasta la totalidad del mobiliario y la iluminación, que fueron diseñados específicamente para el establecimiento por Jordi Ginabreda y fabricados por uno de los socios propietarios del negocio. De esta manera se redunda en el concepto de taller artesanal y se abaratan costes. El hierro y la madera de pino teñida se convierten en los materiales protagonistas y dan forma a las distintas mesas, bancos y taburetes que, repartidos por el local, proporcionan distintas posibilidades de apropiarse del espacio. Estos elementos, intencionadamente toscos, conjugan un mismo vocabulario que prescinde de los ornamentos para conseguir un cierto aire de taberna popular. La barra, arropada por una pared de piedra, se viste con los mismos atributos para ensalzar los doce surtidores de cerveza artesana que son los auténticos protagonistas del negocio.
Punto y aparte merecen las lámparas que ocupan la doble altura del espacio principal, de diseño extremadamente sencillo, radicalmente moderno y totalmente funcional. Así, las tres lámparas pivotantes, no solo contribuyen a reforzar esta imagen de sencillez industrial, sino que pueden situarse donde más convenga con un simple gesto y se convierten en las verdaderas protagonistas del espacio.
El discreto uso de la pintura, enmarcando la barra o matizando los paramentos verticales, aporta el toque contemporáneo, y el destello de color de los ventiladores de techo, se convierte en un guiño definitivo y necesario a la modernidad.
Hoppiness pretende mostrarse como un reflejo de la transformación radical del barrio que le acoge. Despojándose de adornos innecesarios, uniendo pasado industrial y elementos rabiosamente modernos en su concepción y diseño, para conseguir esa atmósfera de tasca de barrio popular del siglo XXI.
Hoppiness opens its doors at the centre of Poblenou, a popular Barcelona district. This craft beer bar is located in the area formerly known as Catalan Manchester because of its important role during nineteenth century industrial revolution. The very same place is nowadays known as 22@ district, and faces the new millennium turned into the brand new technological district of the city. The old humble and working class neighbourhood has become modernity’s most coveted piece, and old repairing shops and little industries have left its place to the newest architecture studios and design schools.
Jordi Ginabreda’s project is built on this rich context and pretends to be a melting pot where all these references converge. Interior spaces were totally stripped of all the unnecessary elements to show their bare walls, free of any artefact. By doing this, the exposed brickwork walls as well as the reminders of old plasters still attached to them, become the perfect background to give the whole place a genuine and authentic appearance. Ceilings also show their raw constructive finishing and cable trays run through them unashamed. An impressive wood beam and the grey cast iron pillar where it lies were the final unexpected surprises that the refurbishing works brought to light in terms of recovering original elements.
From here on, everything is new. From the pine wood flooring to all the furniture and lighting, which were specifically designed for the establishment by Jordi Ginabreda and manufactured by one of the owners. By doing this, the place somehow links with the traditional workshops that once occupy the space and it helps to lower project costs.
Dyed pine wood and iron get to be the main materials and shape the different tables, benches and stools which, distributed all around the place, allow several ways to take over the space. All these objects, intentionally rough, speak the same language, one that gets rid of decoration in order to achieve a certain popular alehouse atmosphere. The bar, enclosed by a stone wall, also avoids any kind of decoration and transfers all the prominence to the twelve craft beer taps, actually the brewery’s real main characters.
Worth mentioning are the lamps that fill the double height space of the main area with their extremely simple, radically modern and absolutely functional design. Not only do the three pivoting lamps contribute to emphasize a global sense of industrial simplicity but they can also be turned around with a simple gesture to be placed where they’re most needed and truly become the highlights of the project.
The subtle use of painting, delimiting the bar area here or nuancing vertical surfaces there along with the bright orange ceiling fans bring in the unmistakable contemporary touch.
Hoppiness aspires to reflect the radical transformation of the neighbourhood where it’s located. Getting rid of unnecessary decorations, mixing industrial background with utterly modern elements, both in conception and design, to achieve that twenty-oneth century popular tavern mood.
En el corazón de Poblenou, popular barrio barcelonés, Hoppiness abre sus puertas. Esta cervecería artesanal, se ubica en el antaño conocido como Manchester catalán, motor industrial de la Barcelona del siglo XIX, que asoma al nuevo milenio convertido en el 22@, flamante distrito tecnológico de la ciudad condal. Antiguo barrio humilde y trabajador, se ha convertido en codiciada pieza de la modernidad, y los antiguos talleres y pequeñas industrias han cedido el paso a estudios de arquitectura y escuelas de diseño.
El proyecto de Jordi Ginabreda bebe del rico contexto y pretende ser un crisol donde confluyan estos referentes. El interior se despojó de todos los elementos superfluos para mostrar sus paredes desnudas, libres de cualquier artificio. Así, el ladrillo visto, o los restos de antiguos enlucidos, se convierten en el telón de fondo perfecto para conseguir un aspecto auténtico y genuino. También el techo muestra su acabado constructivo, la bovedilla catalana, y por él discurren sin pudor las bandejas portacables y el resto de instalaciones. La biga de madera añeja y el pilar de hierro fundido sobre el que descansa fueron una grata sorpresa que la reforma puso al descubierto, y ponen la guinda al proceso de recuperación de elementos originales.
A partir de aquí, todo es nuevo. Desde la tarima de madera de pino que cubre los suelos hasta la totalidad del mobiliario y la iluminación, que fueron diseñados específicamente para el establecimiento por Jordi Ginabreda y fabricados por uno de los socios propietarios del negocio. De esta manera se redunda en el concepto de taller artesanal y se abaratan costes. El hierro y la madera de pino teñida se convierten en los materiales protagonistas y dan forma a las distintas mesas, bancos y taburetes que, repartidos por el local, proporcionan distintas posibilidades de apropiarse del espacio. Estos elementos, intencionadamente toscos, conjugan un mismo vocabulario que prescinde de los ornamentos para conseguir un cierto aire de taberna popular. La barra, arropada por una pared de piedra, se viste con los mismos atributos para ensalzar los doce surtidores de cerveza artesana que son los auténticos protagonistas del negocio.
Punto y aparte merecen las lámparas que ocupan la doble altura del espacio principal, de diseño extremadamente sencillo, radicalmente moderno y totalmente funcional. Así, las tres lámparas pivotantes, no solo contribuyen a reforzar esta imagen de sencillez industrial, sino que pueden situarse donde más convenga con un simple gesto y se convierten en las verdaderas protagonistas del espacio.
El discreto uso de la pintura, enmarcando la barra o matizando los paramentos verticales, aporta el toque contemporáneo, y el destello de color de los ventiladores de techo, se convierte en un guiño definitivo y necesario a la modernidad.
Hoppiness pretende mostrarse como un reflejo de la transformación radical del barrio que le acoge. Despojándose de adornos innecesarios, uniendo pasado industrial y elementos rabiosamente modernos en su concepción y diseño, para conseguir esa atmósfera de tasca de barrio popular del siglo XXI.
Hoppiness opens its doors at the centre of Poblenou, a popular Barcelona district. This craft beer bar is located in the area formerly known as Catalan Manchester because of its important role during nineteenth century industrial revolution. The very same place is nowadays known as 22@ district, and faces the new millennium turned into the brand new technological district of the city. The old humble and working class neighbourhood has become modernity’s most coveted piece, and old repairing shops and little industries have left its place to the newest architecture studios and design schools.
Jordi Ginabreda’s project is built on this rich context and pretends to be a melting pot where all these references converge. Interior spaces were totally stripped of all the unnecessary elements to show their bare walls, free of any artefact. By doing this, the exposed brickwork walls as well as the reminders of old plasters still attached to them, become the perfect background to give the whole place a genuine and authentic appearance. Ceilings also show their raw constructive finishing and cable trays run through them unashamed. An impressive wood beam and the grey cast iron pillar where it lies were the final unexpected surprises that the refurbishing works brought to light in terms of recovering original elements.
From here on, everything is new. From the pine wood flooring to all the furniture and lighting, which were specifically designed for the establishment by Jordi Ginabreda and manufactured by one of the owners. By doing this, the place somehow links with the traditional workshops that once occupy the space and it helps to lower project costs.
Dyed pine wood and iron get to be the main materials and shape the different tables, benches and stools which, distributed all around the place, allow several ways to take over the space. All these objects, intentionally rough, speak the same language, one that gets rid of decoration in order to achieve a certain popular alehouse atmosphere. The bar, enclosed by a stone wall, also avoids any kind of decoration and transfers all the prominence to the twelve craft beer taps, actually the brewery’s real main characters.
Worth mentioning are the lamps that fill the double height space of the main area with their extremely simple, radically modern and absolutely functional design. Not only do the three pivoting lamps contribute to emphasize a global sense of industrial simplicity but they can also be turned around with a simple gesture to be placed where they’re most needed and truly become the highlights of the project.
The subtle use of painting, delimiting the bar area here or nuancing vertical surfaces there along with the bright orange ceiling fans bring in the unmistakable contemporary touch.
Hoppiness aspires to reflect the radical transformation of the neighbourhood where it’s located. Getting rid of unnecessary decorations, mixing industrial background with utterly modern elements, both in conception and design, to achieve that twenty-oneth century popular tavern mood.